Ya tenemos elegido el vestido, el
velo, el tocado, los zapatos… en definitiva, todo nuestro look nupcial. Pero, ¿has caído en la cuenta de elegir lo que no se
ve, o lo que sólo verá tu marido en la noche de bodas? ¿Has pensado en la
lencería que te pondrás? Al igual que pasa con otros
complementos, la lencería que te vas a poner el día de tu boda la tienes que adquirir
después de haber elegido el vestido, ya que es importante que cuando te hagas
las pruebas acudas con tu ropa interior para comprobar que el conjunto es el
adecuado. Ten en cuenta la forma del escote del vestido para elegir bien el
sostén.
Lo fundamental es que elijas un
conjunto con el que te sientas cómoda, elegante y, cómo no, sexy. ¿Por qué no
te vas de tiendas con tus amigas para que te ayuden con la compra? Seguro que
pasáis un momento muy agradable y divertido mientras te pruebas los conjuntitos
y te dan su punto de vista. Tampoco le des muchas vueltas. Ya sabes cuál va a ser
el regalo de tu despedida. Quizá el conjunto que te regalen tus amigas no sería
el que tú hubieses elegido. Siempre ocurre lo mismo: demasiado atrevido. No te
preocupes. No lo devuelvas. Seguro que, para otra ocasión, te sirve para poder
un poco de picante y alegrarle los ojos a tu futuro.
Si te gusta la ropa interior de
una sola pieza, como los bodys o los corsets, debes asegurarte que no te apriete
y te incomode tanto que no puedas ni respirar. La ventaja que tienen es que dan
una apariencia uniforme debajo del vestido y marcan tu cintura. Si te decides
por una de estas opciones, es aconsejable que te guardes un as en la manga y
tengas algo de repuesto a mano, por si a lo largo del día necesitas llevar algo
más cómodo.
Y no podemos olvidarnos de la
liga, un símbolo de tradición y sensualidad. Es un complemento más y, según se
dice, trae suerte y fortuna a la pareja, a la vez que da un plus de erotismo
para la noche de bodas. Así pues, lo importante, y no nos
cansaremos de repetirlo es que vayas cómoda. Así que no te agobies. Puedes
perfectamente llevar un conjunto discreto y cómodo. Y después, cambiarte al
llegar al hotel… Y a disfutar.