sábado, 13 de octubre de 2012

En busca del ramo perfecto




La importancia del ramo de la novia es extraordinaria. Ten en cuenta que será el complemento que más va a lucir durante la boda. Lo llevará delante del vestido, por lo que será lo primero que vean sus invitados y será el centro de impacto visual de todas las fotografías en las que aparezca. Por ello, es fundamental ponerse en manos de profesionales que le asesoren sobre cuál es el ramo ideal para su gran día, aunque sin perder de vista tu propia opinión y tus gustos.

Como muchos otros elementos nupciales, el ramo es un accesorio con una larga tradición. Que la novia vaya acompañada del ramo es una costumbre implantada en casi todas las culturas y que se remonta a la antigüedad. Llevar el ramo ahuyentaba a los malos espíritus, y también representaba la fertilidad, la virginidad y la frescura. Hoy en día, es un elemento imprescindible en una boda.

Como las novias, no hay dos ramos iguales. Deben reflejar la personalidad. Si la novia es de carácter tímido, irá ideal con un bouquet pequeño y discreto. Si por el contrario, es extrovertida puede lucir un ramo más moderno, con colores y formas más atrevidos.




Además de la personalidad, el ramo debe combinar con la altura y el cuerpo de la novia, así como con el color del pelo y de los ojos y con la tonalidad de su piel. Una novia alta llevará un ramo más voluminoso y estilizado; la de menos estatura requerirá flores más pequeñas y formas redondeadas. Las novias morenas irán perfectas acompañadas de ramos con colores vivos y las rubias pueden inclinarse hacia tonos pastel y blancos. Habrá que tener en cuenta también el maquillaje para que el resultado quede perfecto.

Como cualquier complemento, el ramo debe ir en perfecta sintonía con el traje de novia. No permitáis que un ramo inadecuado estropee el vestido. Un vestido de corte clásico, con cola y velo largo, requiere un ramo en forma de cascada para darle equilibrio al conjunto. El color de la tela influirá en la elección de los colores de las flores. También influye el volumen del traje a la hora de elegir el tamaño de las flores: si es muy ceñido se optará por las líneas asimétricas y estilizadas; los vestidos más anchos irán acompañados por ramos románticos de caída suave.




No queremos acabar sin referirnos a la tradición de lanzar el ramo al final de la ceremonia nupcial a las chicas solteras presentes. Esta costumbre se remonta a varios siglos de antigüedad y nos cuenta que quien conseguía atrapar el ramo sería la siguiente en casarse. En la actualidad, es una tradición que prácticamente no se sigue: la novia opta o bien por quedarse el ramo o bien en dárselo directamente a la persona que elija durante el banquete.



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