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La
importancia del ramo de la novia es extraordinaria. Ten en cuenta que será el
complemento que más va a lucir durante la boda. Lo llevará delante del vestido,
por lo que será lo primero que vean sus invitados y será el centro de impacto visual de todas las
fotografías en las que aparezca. Por ello, es fundamental ponerse en manos de
profesionales que le asesoren sobre cuál es el ramo ideal para su gran día,
aunque sin perder de vista tu propia opinión y tus gustos.
Como
muchos otros elementos nupciales, el ramo es un accesorio con una larga tradición. Que la novia vaya
acompañada del ramo es una costumbre implantada en casi todas las culturas y que
se remonta a la antigüedad. Llevar el ramo ahuyentaba a los malos espíritus, y
también representaba la fertilidad, la virginidad y la frescura. Hoy en día, es
un elemento imprescindible en una boda.
Como
las novias, no hay dos ramos iguales. Deben reflejar la personalidad. Si la novia es de carácter tímido, irá
ideal con un bouquet pequeño y discreto. Si por el contrario, es extrovertida
puede lucir un ramo más moderno, con colores y formas más atrevidos.
Además
de la personalidad, el ramo debe combinar
con la altura y el cuerpo de la novia,
así como con el color del pelo y de los ojos y con la tonalidad de su piel. Una
novia alta llevará un ramo más voluminoso y estilizado; la de menos estatura
requerirá flores más pequeñas y formas redondeadas. Las novias morenas irán
perfectas acompañadas de ramos con colores vivos y las rubias pueden inclinarse
hacia tonos pastel y blancos. Habrá que tener en cuenta también el maquillaje
para que el resultado quede perfecto.
Como
cualquier complemento, el ramo debe ir en perfecta sintonía con el traje de novia. No permitáis que un ramo inadecuado
estropee el vestido. Un vestido de corte clásico, con cola y velo largo,
requiere un ramo en forma de cascada para darle equilibrio al conjunto. El
color de la tela influirá en la elección de los colores de las flores. También
influye el volumen del traje a la hora de elegir el tamaño de las flores: si es
muy ceñido se optará por las líneas asimétricas y estilizadas; los vestidos más
anchos irán acompañados por ramos románticos de caída suave.
No
queremos acabar sin referirnos a la tradición de lanzar el ramo al final de la ceremonia nupcial a las chicas
solteras presentes. Esta costumbre se remonta a varios siglos de antigüedad y
nos cuenta que quien conseguía atrapar el ramo sería la siguiente en casarse.
En la actualidad, es una tradición que prácticamente no se sigue: la novia opta
o bien por quedarse el ramo o bien en dárselo directamente a la persona que
elija durante el banquete.
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